La actividad física, clave para gestionar la incertidumbre

 
 

En los últimos tiempos hemos vivido momentos de incertidumbre excepcionales. Y es que desde marzo de 2020 se han visto situaciones de crisis insólitas, y algunas de ellas han puesto a prueba la capacidad de resiliencia de muchos de nosotros. Una de las conclusiones que podemos extraer de todo lo acaecido es la estrecha relación existente entre el ejercicio físico y bienestar emocional: nos hemos dado cuenta de que actividad física y estado de ánimo están íntimamente ligados. Y es que activar el cuerpo, nos activa una serie de “superpoderes” a la hora de enfrentarnos a la vida, que todos debemos conocer.

Por ejemplo, ¿has percibido cómo, ante las mismas situaciones, hay personas que reaccionan de manera muy distinta a otras? ¿Has visto que algunas viven con optimismo los percances ante los que otras se hunden en la desesperación? Puede resultar increíble, pero el ejercicio físico puede ayudarte a manejar la inseguridad y las dudas.

El ejercicio físico en tiempos de incertidumbre

Hacer ejercicio es una forma de mejorar nuestros niveles de bienestar en nuestro día a día. No solo ayuda a conseguir equilibrio físico, sino también emocional y mental. Piensa que la actividad física implica fijarse objetivos, esforzarse y cumplir con una serie de rutinas a rajatabla. De igual forma, te impulsa a planificarte para superar tus metas, empujándote a mantener una disciplina y a enfocar la mente en el aquí y el ahora. En definitiva, te conduce hacia la actividad y el movimiento y el compromiso contigo mismo/a.

Por eso el ejercicio físico, ante situaciones difíciles, puede ser tu mejor aliado. Genera lazos de unión, empatía y compañerismo entre las personas, e igualmente fomenta el trabajo en equipo y proporciona un nexo para que te identifiques con otros que te inspiran y te motivan. Ir al gimnasio, practicar una clase de yoga o Pilates, jugar al fútbol, salir a correr o montar en bicicleta, por ejemplo, son prácticas que forman una parte integral de la vida de numerosas personas y que indiscutiblemente les ayudan a sentirse plenos, conectados y felices.

Todos nos enfrentamos en mayor o menor medida a sensaciones de angustia y preocupación, por ejemplo ante los últimos tiempos de pandemia, y más allá de la misma, ante las situaciones difíciles de la vida. En la mayoría de los casos estas sensaciones son justificables y normales: dudas respecto al futuro, malestar y desasosiego, expectativas y responsabilidades que nos sobrepasan, etc. En este contexto, el ejercicio físico nos ayuda a mitigar o incluso a eliminar esas sensaciones. Como factor añadido, cuando nos activamos mejora la autoestima, prevenimos el deterioro cognitivo y reducimos los niveles de estrés... Y, por si eso fuera poco, potenciamos la capacidad cerebral y mejoramos el autocontrol.

Además, el ejercicio físico provoca la liberación en el organismo de sustancias químicas que proporcionan felicidad y euforia. ¿Quieres saber cuáles son? Se trata de las famosas endorfinas. Por eso te sientes tan bien después de una dura sesión de running, entrenar en tu centro deportivo, o tras una hora jugando al baloncesto o en la cancha de tenis.

Ejercicio Fisíco, Deporte y Bienestar Emocional

La relación entre el ejercicio físico y el bienestar emocional es evidente. El estado físico, social y mental positivo pasa, entre otros factores y en la mayoría de los casos, por la práctica de alguna actividad que implique la puesta en marcha del cuerpo. Esto siempre ayuda a ver las cosas de manera más positiva y optimista, y una buena prueba de ello es que la actividad física afecta a los niveles de bienestar general en personas que padecen enfermedades mentales. De hecho, el ejercicio físico se indica en gran cantidad de tratamientos para la depresión.

Existen evidencias de una reducción de entre el 20 % y el 30 % en la depresión en personas adultas que participan en actividades deportivas de manera cotidiana. De igual forma, quienes practican algún tipo de ejercicio físico pautado, previenen la aparición de enfermedades mentales.

En esta línea, los deportistas de élite cultivan su mente casi tanto como su cuerpo. Piensa que un alto rendimiento y unos resultados óptimos requieren de unas condiciones físicas inmejorables, pero además de eso también exigen un estado mental fuerte y unas grandes dosis de psicología deportiva.

Relación entre ejercicio físico y estado de ánimo

¿Puede mejorar nuestro estado de ánimo gracias al ejercicio físico? La respuesta es un rotundo sí. Hay claros efectos positivos en el modo de afrontar los problemas que están relacionados directamente con el ejercicio. Y es que un estilo de vida activo implica también una serie de condicionantes relativos a la alimentación, las rutinas de descanso y el sueño, todas ellas muy beneficiosas mental y emocionalmente.

Todo ello, en suma, contribuye a mejorar los niveles de bienestar y las sensaciones de optimismo, la autopercepción y la satisfacción. De igual manera, la práctica habitual de ejercicio físico regula los ritmos vitales y te ayuda a dormir mejor. Como resultado, estás más descansado/a y tu estado de ánimo mejora.

¡No importa la edad ni la condición física!

Independientemente de tu edad o condición,

puedes aprender a utilizar el ejercicio como una herramienta efectiva para mantener el optimismo. ¡Gracias a él puedes prevenir potenciar de manera directa tu bienestar mental y emocional! También mejorarás tu perspectiva de la vida, y sentirás que tienes más energía.

En definitiva, conseguirás hacer frente a las sensaciones de incertidumbre, u otras sensaciones que estés enfrentando, sin dejar que te sobrepasen y manteniendo a raya la ansiedad y el estrés.

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