Claves para el equilibrio de tus capacidades físicas
Cuando nos planteamos metas y objetivos para mejorar nuestra salud física, es común centrar nuestra atención en el tipo de ejercicio o nutrición es la más adecuada para nosotros. Sin embargo, es importante enfocar también nuestro esfuerzo en equilibrar nuestras capacidades físicas. Las capacidades físicas básicas son aquellas habilidades necesarias para realizar tareas cotidianas con el cuerpo, y estas incluyen la fuerza, la resistencia, la flexibilidad, la velocidad, la agilidad, la coordinación, la destreza y el equilibrio. Estas capacidades son fundamentales para nuestra calidad de vida y nos facilitan todo aquello que llevamos a cabo con nuestro cuerpo.
La fuerza, la capacidad cardiovascular y la movilidad son las capacidades físicas más importantes y deben ser trabajadas en primer lugar al comenzar un cambio para mejorar nuestra salud física. No solo son importantes para aquellos que se dedican al deporte de competición, sino también y especialmente para todos los que buscan mantener su cuerpo en buen estado de salud para afrontar los retos diarios y sobre todo para asegurar que al llegar a determinadas edades somos independientes y funcionales.
Las capacidades físicas son esenciales para la salud y el bienestar general, ya que tienen un impacto directo en la forma en que una persona se desempeña en su vida diaria, ya sea en el trabajo, en el hogar, en el deporte y en otros ámbitos. Una persona que disfruta de buenas capacidades físicas disfruta indudablemente de una mejor calidad de vida, ya que es capaz de realizar tareas diarias con facilidad, como levantar objetos, subir escaleras, caminar por la ciudad, jugar con sus hijos/nietos, disfrutar de la naturaleza activamente o incluso, permanecer sentado durante varias horas del día frente a un ordenador sin molestias.
Por eso, es de gran importancia construir un plan de ejercicio físico que se pueda adaptar a las circunstancias de cada persona y que potencie de manera equilibrada las capacidades físicas más importantes. Al trazar nuestras metas de entrenamiento es posible cometer ciertos errores comunes. Aquí nombramos los más frecuentes:
Entrenar solo lo que me gusta puede resultar en un desequilibrio en el entrenamiento y una falta de progreso en otras capacidades físicas importantes.
Centrar el entrenamiento únicamente en una capacidad por ejemplo si solo voy a correr y no entreno nada más estoy dejando de lado otras capacidades importantes.
Realizar los mismos ejercicios sin variar la rutina puede resultar en un estancamiento en el progreso físico y un aburrimiento en el entrenamiento.
No realizar un calentamiento adecuado antes del ejercicio puede aumentar el riesgo de lesiones y reducir el rendimiento físico.
No descansar suficiente entre los entrenamientos puede resultar en una fatiga excesiva y en una disminución del rendimiento físico.
El exceso de entrenamiento sin descanso adecuado puede provocar lesiones, fatiga crónica y una disminución del rendimiento físico.
No beber suficiente agua durante el ejercicio puede provocar deshidratación y una disminución del rendimiento físico.
No escuchar el cuerpo y no saber cuándo parar puede provocar lesiones, fatiga crónica y una disminución del rendimiento físico.
No tener un plan de entrenamiento adecuado puede resultar en un progreso físico limitado y en un desequilibrio en el entrenamiento con consecuencias a largo plazo.
No usar la técnica correcta para realizar los ejercicios puede provocar lesiones y una falta de progreso en el entrenamiento.
No tener una alimentación adecuada antes y después del ejercicio puede reducir el rendimiento físico y la capacidad de recuperación.
No tener una motivación adecuada puede hacer que sea difícil mantener una rutina de entrenamiento y lograr los objetivos de forma consistente.
Es importante recordar que enfocarse en una sola capacidad puede generar un desequilibrio físico. Por ejemplo, solo entrenar el aspecto cardiovascular sin complementar con fuerza podría generar deterioro muscular. O únicamente trabajar la movilidad sin complementar el aspecto cardiovascular puede resultar en poca resistencia en el ejercicio físico.
HAY SOLUCIONES…
Ya hemos visto la importancia de equilibrar la actividad física diaria y el tipo de entrenamiento para potenciar el balance de todas nuestras capacidades, pero entonces ¿Cómo lo podemos traer a la práctica?
Aquí te presentamos un esquema sencillo de actividad física y ejercicio para potenciar el equilibrio de tus capacidades físicas, y reducir el sedentarismo:
No tienes por qué hacerlo todo, puedes empezar por añadir pausas activas cada día y 2-3 días de diferentes tipos de actividades o entrenamientos. Poco a poco encontrarás la fórmula que mejor se adapta a tus preferencias.
Te compartimos unos consejos finales que te ayudarán a complementar el equilibrio de tus capacidades físicas y disfrutar de tu vida al máximo:
Mantén una dieta saludable y equilibrada: una dieta saludable y equilibrada es esencial para conseguir un buen equilibrio físico.
Descansa adecuadamente: el descanso es esencial para lograr el equilibrio físico. Un sueño saludable y reparador afecta positivamente a todos los sistemas del cuerpo.
Regula tu estrés: el bienestar emocional tiene un impacto cada vez más latente en nuestra salud integral.
Bebe suficiente agua: ya que es esencial para tu salud.
Conecta con lo que te gusta: si vas a esforzarte físicamente, hazlo disfrutando. Si te lo pasas bien con la actividad que elijes, tienes el éxito casi asegurado.
No existe una fórmula mágica para todos, pero con el ensayo y el error podremos ir diseñando un plan que se adapte mejor a cada persona tomando en cuenta tanto el estilo de vida, las rutinas, los gustos y preferencias. Sigue intentándolo y poco a poco podrás ver resultados positivos en tu salud física.